Praxis en América Latina

Somos una organización humanista marxista conformada por un grupo de activistas-pensador@s que viven principalmente en México, pero que están abiert@s a la colaboración con compañer@s de toda América Latina

“Nosotros somos parte de la tierra, no la tierra de nosotros. Hay que restaurarla y remediar todos los daños que hemos hecho”

Entrevista de Ángeles a Rosalinda Dionicio Sánchez, mujer nacida en San José del Progreso, comunidad indígena zapoteca al sur de Oaxaca, perteneciente al distrito de Ocotlán. Esta comunidad se rige por sistemas normativos internos llamados “usos y costumbres”.


“Nos enteramos de que se trataba de una empresa minera”

Nuestra lucha en defensa del territorio inicia a finales de 2008 cuando empezamos a ver la llegada de carros muy lujosos que no hay acá en la comunidad. Le preguntamos al presidente municipal y nos dijo que no sabía nada. Otras personas que integran su cabildo empezaron a decir que era una escuela, un hospital, etc., cosas que nosotros después entendimos que eran formas de decir que eran proyectos para la comunidad para que la gente vendiera [sus] predios. A principios de 2009 pensamos que si no nos iban a decir nada, teníamos que ir al espacio donde estaban. Dijimos: “vamos a plantarnos, alguien tiene que venir a escucharnos.” Pero no nos hicieron caso. Estuvimos un aproximado de tres meses, empezamos a hacer guardias.

El 6 mayo de 2009 sufrimos un brutal desalojo. Llegó un convoy con mas de mil 500 elementos policiacos equipados; traían motos, perros, había un helicóptero intimidando. Nosotras estábamos en una guardia sólo de mujeres a las siete de la mañana. Con altavoces avisamos a la gente [para que se sumaran al grupo de guardia], pero había policías entrando de todos lados, no pudieron llegar todos. Muchas comunidades estuvieron apoyando bloqueando la carretera federal; Magdalena Ocotlán, por ejemplo. En total tuvimos 23 detenidos; algunos estuvieron más de seis meses [presos]. Nos enteramos que la autoridad municipal fue quien había solicitado ese desalojo con apoyo de otros presidentes de régimen priísta, con el argumento de que estábamos obstaculizando las vías de comunicación.

Uno de los movimientos que nos apoyó fue la Sección 22 [de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación] y personas más activas y conscientes de apoyar a los pueblos. Gracias a todo ese proceso salieron los compañeros [de prisión]. Nos enteramos que se trataba de una empresa minera: la Minera Cuzcatlán de Fortuna Silver, de origen canadiense. Empezamos a buscar más información y descubrimos que una parte de nuestro pueblo estaba concesionado. Por eso estaban en ese proceso de exploración, porque ellos tenían todos los permisos.

“Nos fabricaban delitos y nos ponían demandas”

La empresa siguió con los muestreos. Continuó [en] 2010 la persecución por la policía municipal y estatal. Nos fabricaban delitos y nos ponían demandas; teníamos que estarnos cuidando de que no nos detuvieran. Fue un año muy desgastante. No podíamos ni reunirnos aquí en el pueblo porque “nos caía” la policía. La comunidad vecina nos prestaba un espacio.

La empresa [minera le] estuvo pagando a la policía estatal. Buscamos una plática con el gobierno para que la policía no entrara a la comunidad. Fue un respiro porque nos dio fortaleza para tomar el palacio municipal. Pero las autoridades continuaron molestando a las personas.

En 2011 vinieron las elecciones y la empresa tiene mucho interés en que los presidentes electos sean afines a ellos. Le financiaron su campaña [al candidato] y ahí nos quedó claro el interés político y económico. Él llegó peor, con sus armas, grupos de choque y paramilitares. En ese momento ya se había conformado la…

Coordinadora de Pueblos Unidos del Valle de Ocotlán en Defensa de la Tierra y el Territorio

El 10 de mayo de 2009, después del desalojo, varios pueblos lo pensamos y nos organizamos para hacerlo. Sufríamos hostigamiento por parte de la autoridad, era como “O estás con ellos o estás con nosotros”. Desde que se formó la coordinadora pensamos que fuera un grupo autónomo y se respetaran los usos y costumbres del pueblo. Las autoridades [oficiales], con la intención de “simpatizar” y viendo lo que nosotros hacíamos, empezaron a hacer la fiesta, a darle “circo y teatro” a la gente; traían grupos, pagaban la barbacoa. Ésa fue una forma de cooptar a base de engaños.

A inicios de 2012 hicieron un pozo profundo, toda el agua era para la mina. Nosotros no estábamos de acuerdo en que la comunidad se quedara sin agua; queríamos que nos informaran bien, así que en un evento nos manifestamos y llegó la policía municipal y los regidores y empezaron a dispararle a la gente. Asesinaron a Bernardo Méndez Vásquez.

Bernardo Vásquez Sánchez [otro compañero de la comunidad] había trabajado en un programa de maíz y frijol en apoyo a las comunidades. En ese momento yo ya estaba estudiando la licenciatura en Derecho. Un 15 de marzo, en vísperas de la fiesta [de la comunidad], veníamos de la ciudad de Oaxaca hacia nuestra comunidad y un carro se puso a la par de nosotros y nos empezó a balacear. Bernardo había recibido muchos impactos y en el hospital perdió la vida. Ahí me di cuenta de que yo tenía también dos impactos, uno en la pierna y otro en brazo, pero en ese momento era más el coraje que lo que yo sentía.

“Las mujeres empezaron a participar en la organización”

Estuve en rehabilitación. Fue una bala de nueve milímetros, expansiva, que me “batió” toda la pierna. Hay mucha negligencia médica. Si me hubieran atendido mi pierna hubiera quedado mejor. Hasta el momento tengo entre 40 y 45 cirugías, el año pasado todavía usaba bastón. Mi vida antes era ser deportista. Las lesiones no cerraban. Es lo más fuerte que me ha pasado.

Fue un dolor muy fuerte para la Coordinadora; perdimos a nuestro dirigente, la gente estuvo como en pausa. En una asamblea decidieron que yo ocuparía la presidencia. En un principio mi familia me decía que no; dudé por mi familia, pero también hay cosas que se tienen que hacer. No podía dejar tirado el trabajo que se hizo con el compañero. Decidí seguir y fueron casi seis años en la presidencia de la coordinadora.

En 2015 decidimos empezar a trabajar como un proceso rotativo en la coordinadora. Las mujeres empezaron a participar en los cargos. A veces en los pueblos radica el machismo. No ha llegado ninguna mujer a ser presidenta municipal, pero al menos hay otra participación ya de mujeres. Que la coordinadora haya puesto a una mujer [como presidenta] fue muy emblemático.

Cuando empecé en la lucha tenía 25 años. Fue una experiencia muy bonita porque conoces a la gente, lo que se construye en la comunidad, involucrar a las mujeres. En los comités las mujeres tomaban un papel diferente y eso ya no se va a quitar.

“Todo lo que la minera está obteniendo es golpeándonos”

La empresa sí contrata a gente del pueblo, pero sólo para el vivero, la cocina o la limpieza, y la gente les creyó. [La minera] empezó a hablar de baños, granjas y huertos, pero esto no lo da la empresa, sólo lo gestiona, y nosotros también podemos gestionarlo y hasta más cosas que ellos. Era dinero de la gente que pagamos impuestos y el gobierno lo ocupaba para eso. Y lo evidenciamos.

Luego de los asesinatos, que fue un golpe muy duro, [la empresa] aprovechó para hacer toda la infraestructura. Cercaron donde iniciaron e hicieron la presa de jales. Nos dimos cuenta entonces de que estábamos peleando con un megamonstruo porque todos los niveles de gobierno están en contra de nosotras, de nosotros.

Tenemos clara nuestra postura política, que es “No a la empresa.” La minera estuvo ofreciendo dinero a la gente, incluso a familiares de compañeros asesinados. Nosotros no le vamos a dar dinero a la gente, [pero] podemos apoyar.

[Ángeles: Leí un fragmento de tu participación en el foro “Resis­tencias comunitarias: luchas desde los pueblos indí­genas de América Latina” y lo que piensas respecto a la cuarentena y cómo se usa ésta para paralizar a la gente. Tú colaboras con otras comunidades, qué observas]

Yo no digo que el virus (covid-19) no existe. Creo que éstas y muchas enfermedades se van a dar por la devastación que se da por miles de empresas. A mí me queda claro que van a existir otras enfermedades y otros tipos de virus como el covid-19, pero quienes vamos a salir más afectados somos la gente de la comunidad. Por ejemplo la minera, en esta pandemia, no ha dejado de trabajar. Lo simularon pero están trabajando. Mucha gente de la comunidad no ha dejado de salir a trabajar y la mayor parte de los contagios han sido de gente que trabaja en la minera, gente de la comunidad, que son quienes portan el virus. Mientras, [la minera] se hace “la buena gente” llevando bolsas con cloro, gel y cubrebocas. Todas sus bolsitas decían “Cuzcatlán”

Es tanto el capitalismo y tanto el tiempo que nos ha manejado que ahora tenemos que vivir de eso. Mis papás son campesinos, siempre hemos vivido de la tierra. Mi papá siempre nos ha dicho que la tierra hay que verla como parte de nosotros, que lo que no se da es porque no se siembra. Cada año tenemos que hacer esa labor de la siembra, juntos. No es que le ganemos mucho; recibimos un apoyo y hacemos el tequio.

Veo en esta pandemia que la gente tiene que reflexionar y darle un significado diferente a la tierra. El capital, la industria, siempre la han visto como algo monetario porque ellos ven ganancias y ganancias. En la coordinadora vemos la tierra como que somos parte de ella, nos da de comer, nos da vida. Yo siempre he dicho que nosotros somos parte de la tierra, no la tierra de nosotros. Entonces hay que restaurarla y remediar todos los daños que hemos hecho. Este daño es de mucho tiempo atrás.

Es lo que tenemos que reproducir con los jóvenes. Tenemos una radio comunitaria que justo la emprendieron los niños porque creemos que ellos son el futuro. Ya tiene seis años ese proyecto. Es mucho trabajo pero tenemos que comunicar porque los medios de comunicación también se venden al mejor postor y la información no es veraz.

La satisfacción que tengo de esta lucha es el empoderamiento de las mujeres. Yo quisiera que no haya ni un feminicidio más; lo veo a largo plazo pero tengo la esperanza.

No hemos logrado revocar la concesión [minera], pero tampoco [la empresa] ha avanzado, y otra comunidad, Magdalena Teictipac, a la que también estaban queriendo engañar, nos preguntaron a nosotros y les hablamos sobre todo nuestro proceso y decidieron correr a la empresa. Eso para mí es bastante. Lograron su Acta de Territorio Prohibido para la Minería. Esos megaproyectos son de muerte, la tierra queda infértil. Falta que las comunidades se organicen más, que tengan más información. Tenemos que seguir regando esa semillita de resistencia, de defender la tierra. Tengo clara esta parte y por eso sigo este proceso.

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One thought on ““Nosotros somos parte de la tierra, no la tierra de nosotros. Hay que restaurarla y remediar todos los daños que hemos hecho”

  1. Me parece importante el papel que actualmente están desempeñando las mujeres. Ellas son resistencia, valor, organización, lealtad. Las mujeres se quitan el pan de la boca para darlo a los demás.
    Hoy tienen que luchar por su vida y la vida de la comunidad.
    Espero que la 4T ponga interés en la resolución de sus problemas.
    ¡FUERA MINAS CANADIENSES!

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