Notas preliminares sobre la Ciencia de la lógica de Hegel (frag.)
De los escritos de Raya Dunayevskaya
[Nota editor: A lo largo de su vida, Dunayevskaya volvió constantemente al estudio de las obras principales de Hegel, en especial a través de los Cuadernos filosóficos de Lenin. A diferencia de la mayoría de las interpretaciones académicas y “marxistas”, que ven en la dialéctica hegeliana sólo una abstracción teórica, Dunayevskaya encontró en ella una fuente inagotable para pensar el movimiento revolucionario de su tiempo. Hoy, a 250 años del nacimiento de Hegel y 150 del de Lenin, su dialéctica tiene aún mucho que decirnos. A continuación, publicamos una breve selección de las notas de Dunayevskaya sobre la Doctrina de la esencia, la segunda de las tres partes que componen la Ciencia de la lógica de Hegel. Una traducción alternativa de este texto puede encontrarse en El poder de la negatividad. México: Juan Pablos, 2009, pp. 80-89.]
Primera sección: La esencia como reflexión dentro de sí
La profundidad de Hegel se ve en el hecho de que incluso cuando piensa que algo es relativamente inesencial y, por tanto, es mera apariencia, incluso allí la apariencia es también objetiva.
[Hegel] tiene una nota sobre las así llamadas “leyes del pensamiento”, las cuales supuestamente demuestran que A no puede ser a un solo y mismo tiempo A y no ser A. Esto es absolutamente hilarante. “La categoría, según su etimología y según la definición de Aristóteles, es lo que se dice o afirma de lo existente. —Sin embargo, una determinación del ser es esencialmente un traspasar a su opuesto; la negativa de toda determinación es tan necesaria como la determinación misma; como determinaciones inmediatas frente a cada una de ellas, se halla inmediatamente la otra” [Ciencia de la lógica (CL), tomo II, 5ª ed. Buenos Aires: Solar, 1982, p. 34].
Cuando Hegel llega a la nota 2, la cual [Aristóteles] llamaba la ley del tercero excluido, ataca nuevamente la idea de que algo o es A o no es A, que no hay un tercero, insistiendo en que hay un tercero en la tesis misma, ya que A puede ser tanto +A como -A: “Por consiguiente, el algo mismo es el tercero, que tendría que ser excluido” [CL 71-72]. En este punto, Lenin [en su Resumen de la Ciencia de la Lógica] señala: “Esto es agudo y exacto. Cada cosa concreta, cada algo concreto se halla en diversas y con frecuencia contradictorias relaciones con todo lo demás; por tanto, es ello mismo y lo otro” [Obras completas (OC) XLII. México/Madrid: Ediciones de Cultura Popular/Akal, p. 134].
Hegel define la contradicción como “la raíz de todo movimiento y vitalidad, pues sólo al contener una contradicción en sí una cosa se mueve, tiene impulso y actividad” [CL 72]. Lenin apenas puede evitar volverse un total hegeliano y enfatizar una y otra vez cuán estúpido es pensar que Hegel es abstracto e incomprensible, y cuán profundo es el concepto de contradicción como la fuerza de movimiento y cuán diferente es la razón pensante, el concepto, con respecto al entendimiento ordinario: “La razón pensante aguza, por así decirlo, la embotada diferencia de la diversidad, la pura multiplicidad de la imaginación, y la convierte en una diferencia esencial, es decir, en la oposición. Las múltiples entidades adquieren actividad y vitalidad la una con respecto a la otra sólo cuando son llevadas al extremo aguzado de la contradicción; allí extraen la negatividad, que es la pulsación inmanente del automovimiento y la vitalidad” [OC 137-138].
El fundamento
[Hegel desarrolla] todo lo imprescindible de forma y esencia, forma y materia, forma y contenido, de donde se vuelve bastante obvio que éstos no pueden ser separados; que forma y materia “se presuponen recíprocamente” [CL II, p. 89], y que el contenido es “la unidad de la forma y la materia” [93]. Se vuelve bastante claro que la diversidad o las determinaciones de contenido no agotan la cosa en sí, en el sentido de que ésta “constituye la conexión de todos [los aspectos de la cosa] y los contiene todos” [108].
Es en este punto que llegamos a la transición del “fundamento” a la “condición”, la cual mueve a Lenin a decir: “[…] genial: la idea de la conexión universal, multilateral, vital, de todo con todo, y el reflejo de esa conexión —[Hegel puesto cabeza abajo en forma materialista]— en los conceptos humanos, que también deben ser tallados, trabajados, flexibles, móviles, relativos, mutuamente vinculados, unidos en opuestos a fin de abarcar el mundo. La continuación de la obra de Hegel y de Marx debe consistir en la elaboración dialéctica de la historia del pensamiento humano, de la ciencia y la técnica” (OC 141).
Cuando Lenin llegó a la última parte de Hegel, precisamente sobre “la idea absoluta”, observó: 1) que uno debe leer toda la [Ciencia de la] lógica para entender El capital [de Marx]; 2) que la conciencia del ser humano no sólo refleja el mundo, sino que lo crea; y 3) anotó en sus conclusiones que había más sentido en el idealismo que en el materialismo vulgar.
La historia que Hegel tenía en mente era, por supuesto, el periodo histórico en que vivió, después de la Revolución francesa, la cual no trajo el reino prometido sino nuevas contradicciones, es decir, filosóficamente hablando, que el “fundamento” había sido transformado en “condición” y que sí obtuvimos una totalidad de movimiento: el hecho en sí mismo. Las nuevas contradicciones mostrarán una vez más que los hechos, los hechos, los hechos, pueden también ocultar algo: “[…] la unidad de la forma está sumergida” [CL 119]. Y por supuesto, nosotros sabemos que nuestra época histórica, mucho más que la de Hegel, exige algo más de realidad que sólo un ruido de “inmediatos”. Una vez más necesitamos autotrascendencia y, por tanto, en la expresión “La cosa está antes que exista” [CL 121], reconocemos el proceso de aparición de algo nuevo.
Segunda sección: La apariencia (o sea: el fenómeno)
Aquí, una vez más la primerísima oración es un salto hacia adelante: “La esencia tiene que aparecer” [CL 123]. Así que no podemos ya meramente contrastar la apariencia a la esencia porque, si bien puede haber mucha apariencia [Erscheinung] que es sólo “aparición” [Schein], también contiene la esencia misma.
Lenin sigue enfatizando en este punto el análisis “notablemente materialista” que surge de este análisis objetivo, el cual, por supuesto, se volverá la base del análisis de Marx sobre las leyes económicas del capitalismo. Cuando Hegel escribe que “La ley es, por ende, el fenómeno esencial” [CL 155], Lenin concluye: “Ergo, ley y esencia son conceptos del mismo tipo (del mismo orden), o más bien del mismo grado, y expresan la profundización del conocimiento, por [parte del ser humano], de los fenómenos, del mundo, etc.” [OC 146] La relación del todo y las partes ha sido clave para mí, no sólo para esta sección de Hegel, sino para la filosofía entera tanto de Hegel como de Marx. Así, cuando digo que el todo no es sólo la suma total de las partes, sino que ejerce una atracción sobre las partes que no están ahí aún, al igual que el futuro ejerce una atracción sobre el presente, es obvio que nos hemos movido desde concepciones filosóficas abstractas al mundo real, y desde el mundo real de vuelta otra vez a la filosofía, pero esta vez enriquecida por lo real.
Tal como Hegel lo plantea, “el todo y las partes se condicionan recíprocamente” [CL 169], “el todo es igual a las partes, y las partes son iguales al todo […] el todo es igual a las partes; sin embargo, no a las mismas como partes; el todo es la unidad reflejada” [CL 170].
Tercera sección: La realidad
La nota introductoria enfatizará que “La realidad es la unidad de la esencia y la existencia […] Esta unidad de lo interior y lo exterior es la absoluta realidad” [CL 187].
Para mí, la parte más importante del capítulo 1 de la tercera sección es la nota [CL 197-202] sobre la filosofía de Spinoza: “La determinación es negación: éste es el principio absoluto de la filosofía de Spinoza. Este punto de vista puro y simple funda la absoluta unidad de la sustancia. Sin embargo, Spinoza se detiene en la negación como determinación o calidad; no prosigue hasta el conocimiento de ella como negación absoluta, es decir, negación que se niega a sí misma” [CL 197]. La conclusión de Hegel es que, si bien la dialéctica está allí hasta que Spinoza llega a la sustancia, se detiene en ese punto: “[…] falta a la sustancia el principio de la personalidad”. Lenin comienza a librarse de cualquier residuo de tomar lo empírico concreto como lo real. Unas cuantas páginas después, Lenin observará, [con Hegel, que] “causa y efecto son simplemente momentos de dependencia recíproca universal, de conexión (universal), de la concatenación recíproca de los acontecimientos, simplemente eslabones en la cadena del desarrollo de la materia” [OC 154]. Y para cuando ha terminado con este capítulo y encontrado la definición de Hegel sobre la siguiente y última parte de la Lógica, el “concepto”, “el reino de la subjetividad o de la libertad” [OC 158], Lenin traduce esto sin ninguna cohibición sobre la palabra “subjetivo”, de la siguiente manera: “Libertad = subjetividad (“o”) finalidad, conciencia, aspiración”.