Necesitamos nuevos comienzos revolucionarios, teóricos y prácticos
Breve selección de la Tesis de perspectivas (Draft Perspective Thesis), 2020-2021, de los News and Letters Committees. El texto completo en inglés puede verse en www.newsandletters.org.
Debido a que las crisis económicas y políticas que están sacudiendo al mundo capitalista-imperialista son tan horrendas […] es demasiado tentador expresarse solamente en oposición a lo que existe, sin especificar nunca aquello por lo que se lucha. Tan abrumado se ve uno por todas estas crisis que claman por un fin […] Esto sólo garantiza la transformación de ese tipo de oposición vacía en una u otra forma de solución a medias.
—Raya Dunayevskaya[1]
La pandemia [de coronavirus (covid-19)] destrozó al mundo en 2020. No ha destruido las raíces del sistema global que potenció su extensión y coartó la respuesta de la sociedad. Esto requerirá de acción revolucionaria conjunta, cuyas semillas ya están germinando en todo el planeta, desde amplios paros laborales hasta el creciente reconocimiento del rol del capitalismo en la debilitación de la salud de la humanidad y de la Tierra. Precisamente por esa razón, quienes están en el poder están maniobrando para reprimir la rebelión y el disenso, para usar el racismo/nacionalismo y militarizar el pensamiento, y para mantener a billones de personas en el trabajo o lo suficientemente empobrecidas para estar desesperadas por trabajo cuando los capitalistas estén listos.
Cualquier sugerencia de que volveremos a la normalidad después de un breve periodo es una ilusión. No es sólo que es probable que la pandemia dure 18 meses o más, sino que éste no es el último desastre. Han pasado cien años desde la última pandemia comparable, la pandemia de influenza de 1918-1919, que mató entre 40 y 100 millones de personas; pero ésta no es una epidemia de cien años porque las condiciones han cambiado. La destrucción e invasión humanas al hábitat natural se han
acelerado enormemente desde la Segunda Guerra Mundial, y ya que la crisis climática se intensifica, ésta se sumará a los canales que liberan nuevos virus en nuestra sociedad globalmente conectada, como sucedió con el VIH, el ebola, el SARS, el MERS, y el actual coronavirus. La crisis climática y de extinción [de especies] nos obligará a lidiar con múltiples catástrofes interconectadas.
Incluso después de que la pandemia baje de intensidad, la sociedad habrá cambiado. Estamos ya en medio de una batalla en torno a cómo cambiará la sociedad al responder y adaptarse a la pandemia. Esto requiere de la más profunda solidaridad, tanto internacionalmente como en casa; participación en movimientos sociales liberadores y batallas de ideas, y preparación teórica para las batallas por venir, incluyendo la revolución, la contrarrevolución y enfrentar la pregunta de qué sucede después de la revolución.
Es por esta razón que, como siempre, las Perspectivas humanistas-marxistas se ocupan del significado de los sucesos: no un compendio de noticias sino un esfuerzo por comprender la etapa actual del capitalismo y de la actividad y el pensamiento en revuelta contra aquél.
Esto no puede quedarse en una oposición al neoliberalismo, como si dicha fase no surgiera del desarrollo histórico de las contradicciones inherentes al capitalismo. Tampoco puede quedarse incluso en señalar al capitalismo y llamar a su abolición, tan necesario como es esto. En cambio, lo que se necesita es captar el significado de las luchas actuales e históricas por la liberación, tal como han sido llevadas a cabo en la práctica y expresadas por el pensamiento, ya que ello clarifica no sólo la negación de lo que existe, sino la negación de la negación como fundamento de una nueva sociedad humana.
Las preguntas sobre qué tipo de socialismo y qué tipo de revolución son necesarias revelan la urgente necesidad de una filosofía de liberación. ¿Qué puede suceder después de la revolución: una vuelta al viejo y moribundo sistema, o hacer de la revolución en permanencia un método, un objetivo y una realidad? El marxismo post-Marx ha mostrado sin duda ser una fuerza en el mundo, muy a menudo un obstáculo para el desarrollo de la revolución social. Lo que debería estar claro, pero es demasido a menudo evadido en la lucha por oponerse a los poderes existentes, es que para evitar el fracaso de la revolución y, por tanto, el éxito de la contrarrevolución que nos lleva a la barbarie y al caos climático, lo que se necesita por sobre todo es la unidad de la filosofía con la revolución, de la filosofía de la revolución en permanencia con los sujetos de la revolución.
¿Qué hacer ante las múltiples crisis?
La filosofía de Marx no es ninguna abstracción y, debido a que esa filosofía es concreta, expresa la metodología necesaria para analizar crisis serias y para actuar para arrancar de raíz el sistema que las creó […] Marx nunca se separó de la negatividad hegeliana como “principio creativo”. Es así como, tanto después de la derrota de las revoluciones como en su victoria, Marx llamaba a la “revolución en permanencia”.
—Raya Dunayevskaya[2]
La pandemia ha intensificado lo que muchos jóvenes han estado expresando en años recientes: asco por el capitalismo. ¡Socialismo o barbarie! [Pero] no sólo el socialismo como generalidad, sino ¿qué tipo de socialismo?, ¿qué tipo de revolución?, ¿y qué sucede después del derrocamiento [de los antiguos poderes] para hacer de la revolución en permanencia un método, un objetivo y una realidad?
Para que la búsqueda del socialismo tenga algún sentido, debemos enfrentar la contaminación ideológica al interior de la propia izquierda. Ésta se ve más abiertamente en aquellos que están listos para justificar los ataques genocidas de Bashar al-Assad contra la revolución del pueblo sirio, así como en la forma en que los apologistas del genocidio han sido aceptados pragmáticamente como legítimos en coaliciones contra Trump. Tal como escribimos en nuestra Perspectives Thesis hace tres años:
Nada muestra de forma más aguda cuán profundamente el retroceso ideológico de hoy ha contaminado a la izquierda como la influencia de aquellos que defienden a Assad como “anti-imperialista” y niegan la existencia de la revolución en Siria. Esto muestra a una izquierda que se niega a rendirse al capitalismo pero se rinde de cualquier forma al abandonar implícitamente la revolución como una meta realista. No percibe nada positivo en lo negativo porque da por hecho que las masas son atrasadas. Se hunde en la pura negatividad —la otra cara en el espejo de Trump— al definirse enteramente por su oposición al imperialismo de Estados Unidos[3].
Esto surge de la historia de la normalización del capitalismo de Estado y su ideología seudorrevolucionaria de la actitud administrativa desde que la contrarrevolución de Stalin pasó por ser una revolución. De la misma forma hoy, cuando los análisis de la izquierda sobre la pandemia generalmente no tocan la revolución y contrarrevolución sirias, hay una fuerte atracción por soluciones capitalistas de Estado. Se nos dice que lo que necesitamos es planeación estatal (bautizada como “democrática”), nacionalización, aparato regulador, y que el Estado es el único poder lo suficientemente fuerte para enfrentar la pandemia y a los capitalistas que se interponen para detenerla. Lo que falta es la confianza en las masas en movimiento, la revolución social, con esta última siendo sustituida por “revolución política” o “revolución de valores”. Esta falta de confianza es inherente a la mentalidad administrativa de la era capitalista de Estado y a sus orígenes en la contrarrevolución de Stalin, la cual convirtió a la Revolución rusa en su opuesto y pervirtió al marxismo haciéndolo un comunismo totalitario.
Fue el shock de esta transformación lo que obligó a Raya Dunayevskaya a repensar los que habían sido los supuestos predominantes sobre el marxismo, los cuales afirmaban que la economía organizada, planeada y subordinada al Estado era virtualmente la esencia del socialismo. Esta reconsideración la condujo rápidamente al momento filosófico de Marx de 1844, a su concepto del trabajo alienado y la auto-actividad de los trabajadores como clave, y a su oposición al “comunismo grosero[4]”. La total contradicción de que la contrarrevolución surgiera desde dentro de la revolución impulsó a Dunayevskaya a cuestionar lo que se había convertido en pensamiento marxista. Esto llevó al reconocimiento de la obra de Marx como una filosofía de la revolución en permanencia y a separarla de lo que el marxismo post-Marx, empezando por Engels, ha hecho de aquélla.
De la labor de Dunayevskaya sobre la última década de Marx, que ella puso en el contexto del cuerpo de ideas de Marx como totalidad, como una filosofía amplia, entera; a partir de esa labor, decíamos, Dunayevskaya creó una categoría sobre la revolución en permencia como fundamento necesario para la organización. Tal como escribió en “Not by Practice Alone” [“No sólo la práctica”]:
Hemos […] usado precisamente la teoría de Marx de la revolución en permanencia no como una abstracción, sino como lo necesario concreto real tanto para estar armados contra ser jalados hacia el mercado mundial del remolino del capitalismo, estatal y privado, como algo que requiere de una organización descentralizada cuyo fundamento sea esa continua “revolución en permanencia” […]
La filosofía de la “revolución en permanencia” no puede de ninguna manera ser sólo fundamento, o incluso contenido, sustancia. Es Sujeto, tanto objetiva como subjetivamente. La dialéctica desencadenada—tanto dialéctica de la liberación como dialéctica del pensamiento, dialéctica del autodesarrollo—, ese autodesarrollo es tanto individual como universal. La consecución de ello sólo puede llegar con una aguda conciencia de las contradicciones absolutas en la realidad capitalista de Estado de un un mundo nuclear. Proyectar concretamente la filosofía de la revolución de Marx, sus Absolutos como Universales concretos, no como abstracciones, es imprescindible.
[1] “What to Do Facing the Depth of Recession and the Myriad Global Political Crises as Well as the Philosophic Void,” Perspectives Report to the News and Letters Convention, Sept. 4, 1982, p. 1.
[2] “What to Do Facing the Depth of Recession and the Myriad Global Political Crises as Well as the Philosophic Void,” Perspectives Report to the News and Letters Convention, Sept. 4, 1982, pp. 19, 20.
[3] “Philosophy and revolt confront Trump’s drive to fascism,” Marxist-Humanist Perspectives, 2017-18.
[4] Véase el capítulo 9 de Russia: From Proletarian Revolution to State-Capitalist Counter-Revolution: Selected Writings by Raya Dunayevskaya (Haymarket Books, 2018).