Praxis en América Latina

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Mujeres en rebeldía en la UNAM: “La rabia ha despertado, nunca más tendrán nuestro silencio”

Foto cortesía de Fernanda López

RRC Paco e Irina

Entre consignas, humo de colores rosa y morado, capuchas, pintas e incendios, las mujeres han tomado las calles del país para gritar su rabia ante el Estado feminicida y el silencio social ante la guerra machista que mata y violenta cada instante a las mujeres en México y el mundo, exigiendo su total exterminación.

La lucha de las mujeres ha sido calificada de violenta y provocadora por los medios de paga que replican el discurso del capital y de su gobierno servil. Tales calificativos, lejos de generar un rechazo a las mujeres, han encendido y hermanado con más fuerza la rabia de muchas más que hoy son parte de un enorme movimiento que crece y se fortalece contra el “orden” patriarcal.

“Nos violan, nos matan y nadie hace nada. Ya no estamos seguras en ningún sitio y no se garantiza nuestra seguridad ni acceso a la justicia. Ahora sí la rabia ha despertado, nunca más tendrán la comodidad de nuestro silencio”, expresaron dos mujeres separatistas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) que aceptaron ser entrevistadas por Praxis.

“No conozco a una sola mujer de Filosofía y Letras que no haya vivido una agresión machista”

La organización de las mujeres en las principales universidades del país se ha desarrollado desde 1970. En los últimos tres años se hizo más visible y articulada: “Luego de que las denuncias públicas contra profesores por agresiones sexuales se hicieron constantes y se difundieron en redes sociales, fue creciendo el movimiento. La violencia machista llegó a su extremo con el feminicidio de Lesvy Berlín Osorio, quien fue revictimizada y difamada por la Procuraduría General Justicia de la Ciudad de México”.

Contribuyó, dijeron, que en ese contexto se revelaron todos los obstáculos que enfrentan las víctimas durante los procesos de denuncia formal en la universidad, esto es, el silencio y deslinde de los directivos; la prescripción de los delitos en menos de un año; el incumplimiento de sanciones por delitos comprobados; la suspensión de sólo un semestre como castigo contra violadores, y la invitación a tomar medidas de conciliación para evitar sanciones contra el perpetrador.

Desde hace algunos años, el feminismo en la UNAM ha ido creciendo y tomando fuerza día con día.  Entre los antecedentes, expresan las compañeras, “está el caso del feminicidio de Ali Cuevas Castrejón a manos de su expareja en 2009. Ali era estudiante de la Facultad de Filosofía y Letras. Desde entonces se exigió justicia, pero las autoridades estatales y universitarias mostraron su incapacidad, desatención y complicidad con nuestras demandas”.

”En 2016 realizamos el primer paro feminista, en noviembre, en la Facultad de Filosofía y Letras. Por primera vez nos unimos, hicimos tendederos de denuncias anónimas, asambleas feministas y nos preparamos para participar en el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia Contra la Mujer[1].

Desde entonces no ha habido marcha atrás. Las mujeres universitarias descubrieron el potencial de su fuerza colectiva y expresaron la consigna: ‘Si tocan a una, respondemos todas’.

”No conozco a una sola mujer de la Facultad de Filosofía y Letras que no haya vivido una agresión o comentario machista. [Hay] compañeros de clase y profesores que humillan a las mujeres con comentarios denigrantes como: ‘¿Para qué estudian si se van a casar? Ustedes nunca serán escritoras’; [también hay] entorpecimiento de titulación o trámites académicos, [así como] los abusos de poder, confianza y violencia física, sexuales y psicológicos. Creo que no se entendía bien lo que sucedía. Había ánimos diversos sobre el feminismo en la UNAM, desde los que decían que no debían de ser separatistas porque excluían a los hombres y los que nos llamaban feminazis y amenazaban con golpearnos”.

Ante la violencia machista, la autodefensa feminista

El 3 de mayo de 2017 asesinaron en la caseta telefónica del Instituto de Ingeniería a Lesvy Berlín Osorio, lo cual marcó a toda la comunidad: “Un espacio considerado seguro para nosotras se mostraba hostil y peligroso, ya no había dónde refugiarse de la violencia. Descubrimos que estábamos expuestas y que nuestras vidas corrían riesgo en cualquier lugar; peor aún, descubrimos que a nuestras autoridades no les importaba nuestra vida y nuestra seguridad, o bien eran incompetentes”.

Si bien el movimiento de mujeres en la UNAM ya había comenzado meses atrás, este hecho afianzó el accionar político, separatista y comunitario: “Se llevó a cabo una marcha multitudinaria de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales a la cabina telefónica donde fue hallado el cuerpo de Lesvy. Esta vez la comunidad se sumó a las exigencias; no obstante, la institución no dio el debido acompañamiento a los familiares, ni se brindó el apoyo en la investigación.  Creamos el hashtag #simematan.  Construimos la Asamblea Interuniversitaria de Mujeres (ASIUM) y continuamos con mesas de denuncia, tendederos, pintas. La violencia hacia las mujeres continuó”.

”En marzo de 2018, Graciela María de la Luz Gómez y su hija Sol Cifuentes (estudiante de arquitectura) fueron asesinadas y calcinadas en su domicilio. En mayo, ya con el feminismo consolidado en la UNAM, acompañamos a Araceli Osorio, madre de Lesvy Berlín, en el aniversario luctuoso con una marcha y mitin.

”En 2019 creamos el movimiento #Metoo y dimos a conocer los nombres de agresores y violadores, los cuales contaron con el apoyo de autoridades encubridoras. En mayo de ese año, la falta de seguridad afloró aún más con la muerte de la alumna Aideé Mendoza en el Colegio de Ciencias y Humanidades (CCH)-Oriente.  Por tal motivo, el 7 de noviembre se llevó a cabo un cacerolazo y marcha feminista separatista de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales a la Rectoría de la UNAM. En esa ocasión, la marcha fue agredida en la Facultad de Ingeniería.

”El movimiento creció a nivel estatal y nacional bajo el hashtag #no me cuidan, me violan. Se hizo una campaña en redes sociales y en las calles. No fue el único caso en el que se vieron involucrados elementos de seguridad del Estado.

”En esa misma coyuntura, una mujer fue violada dentro de una agencia del ministerio público al acudir a denunciar agresiones de un policía de museo que violó a una menor. Con esto, se creó la Asamblea Metropolitana de Mujeres Separatistas y se construye de manera sólida una organización en pro de los derechos de la mujer.

”Ese mismo mes, el movimiento feminista en la unam se fortalece y se articula desde las diversas colectivas feministas en todos los planteles; para poder ser escuchado, se mantiene en paro de actividades hasta hoy en día”.

***

Las compañeras Mujeres Organizadas de la UNAM fortalecen su movimiento y, al no levantar el paro, aun con la contingencia de salud del COVID-19[2], muestran que no están dispuestas a dar un paso atrás en la exigencia y cumplimiento inaplazable e ineludible de que las autoridades de la UNAM hagan su trabajo frente a todas y cada una de las exigencias expresadas ya como compromisos con límites perfectamente establecidos, para verdaderamente erradicar la violencia de género, replanteando además el sentido mismo de los contenidos académicos y la aplicación de sanciones proporcionales a la gravedad de los daños proferidos por los agresores y violadores de las mujeres.

Es una necesidad  garantizar la verdadera seguridad de las mujeres dentro y fuera de las instalaciones, lo que, si bien incluye protocolos y unidades de atención a víctimas con la real participación de las estudiantes de cada uno de los planteles, no se queda ahí, pues la propia deliberación separatista y autodeterminación de las mujeres paristas ha dado lugar a su pensar colectivo permanente desde su diversidad, no sólo hacia la construcción y práctica de nuevas relaciones entre ellas, sino nada menos que a fincar pautas hacia una nueva relación hombre-mujer desde una visión verdaderamente humanista.


[1] Véase “Todo lo personal es político”. Praxis en América Latina núm. 29, diciembre 2019-enero 2020, p. 9.

[2] Véase “El COVID-19 evidencia la crisis del capitalismo…”, Praxis en América Latina, 23 de marzo de 2020.

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