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"El objetivo para el 2022, es arrebatarles el país político e institucional a las mafias"
Por: Equipo Praxis Colombia
El objetivo para el 2022 elecciones, es arrebatarles el país político e institucional a las mafias. Porque ejercen un poder abusivo. Sólo saben de matar, robar, maquinar, hacer jugaditas.
Han pisoteado la dignidad nacional, se han burlado de la justicia, con sus crímenes han ofendido a la humanidad, se han robado las elecciones, han profundizado la corrupción, han negado el derecho a la paz, han vuelto trizas estos acuerdos, siguen masacrando, quieren involucrar al país en una guerra internacional para defender intereses extranjeros -guerra que por demás no pelean ellos, sino los colombianos pobres-, han convertido al país en objeto de burla mundial, transformando a la sociedad en una caricatura.
No garantizan la seguridad y juegan a favor de los delincuentes. Desde la fiscalía, celebran con fuegos artificiales las preclusiones. Las investigaciones sobre compras de votos, asesinatos, sobornos, financiación de campañas con dineros oscuros, quedan en el aire. Por el contrario, se destituyen los funcionarios que investigan conforme con la ley, se desaparecen las pruebas y se asesinan los testigos.
Los narcos son el soporte de los combos que manejan el microtráfico y las vacunas, a través de los cuales se ramifican, controlan y atemorizan a la población. Decía uno de ellos que era mejor la política que un embarque. Desde las instituciones oficiales se desvían presupuestos para el paramilitarismo y se les favorece con contratos.
En general, han montado un gobierno infame que enfoca las instituciones contra los ciudadanos, a quienes trata como enemigos de guerra. Las víctimas de los llamados falsos positivos son calificadas de víboras venenosas; los menores de edad bombardeados, son considerados “máquinas de guerra”.
La actitud indolente ante los asesinatos selectivos, han provocado el repudio mundial; pero no así para los altos mandos militares y su ministro, para quienes ha sido difícil lamentarlos ante el país; actitud muy diferente a lo acontecido ante la muerte de un tenebroso jefe de sicarios, cuando desde esas mismas esferas de poder, se dio el “sentido pésame” a su familia. Esa fue la tapa de la olla nauseabunda, que muestra a quienes representan en el gobierno.
Según el pensamiento de Jacobo Rousseau, los ciudadanos aceptan ponerse bajo la tutela de un Estado siempre y cuando obtengan su protección; esa es la esencia del Contrato Social. Si esto no se cumple, se rompe el contrato. Y en Colombia sí que lo está. Es claro que desde el narcotráfico no se puede construir una sociedad democrática, un estado de derecho ni una república constitucional. No más centro democrático.
Más allá de las lamentaciones, repudios y denuncias, es tiempo de pasar a la acción. La sociedad colombiana necesita un cambio urgente, ya. Como país, nos debe unir el propósito de recuperar la dignidad nacional ante el concierto mundial de pueblos y naciones.