Praxis en América Latina

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El marxismo post-Marx como categoría

Tomado de La filosofía de la revolución en permanencia de Marx en nuestros días
[Nota editorial. La visión total de Dunayevskaya sobre las diferencias entre Marx y Engels, así como su crítica a diversos tipos de marxistas, nació de su concepto del marxismo de Marx como totalidad, el cual desarrolló mientras escribía Rosa Luxemburgo, la liberación femenina y la filosofía marxista de la revolución (1982). Dicho concepto se fusionó con su concepto del marxismo post-Marx como algo peyorativo, comenzando con Engels, y como concepto crítico más que cronológico. El texto que publicamos a continuación está incluido originalmente en The Supplement to the Raya Dunayevskaya Collection, pp. 15318-15325.]

Hay tres elementos relacionados con una visión de la década de 1980 presentada en Rosa Luxemburgo, la liberación femenina y la filosofía marxista de la liberación que se conjugan para hacer de los marxistas post-Marx una categoría despectiva, y sin embargo, al hacer el índice, me opuse a enlistar a todo marxista post-Marx, con lo que le daría demasiada “publicidad” a personajes que son muy secundarios, ya sean Maximilien Rubel o Jean-Paul Sartre o David Ryazanov. Es natural, por supuesto, oponerse a mezclar a los contrarrevolucionarios con los revolucionarios, pero no es esto sobre lo que puse el énfasis. Una buena parte de que seamos “más inteligentes” no se debe a nosotros sino a la madurez de la época, mientras que la otra parte igualmente importante se debió al movimiento desde la práctica, así como al que contáramos con todos los documentos de Marx. Puse el énfasis en el hecho de que estaba interesada sólo en los revolucionarios.

Así, resultó que en las entradas del índice sobre el periodo post-revolucionario, estábamos de hecho interesados en los revolucionarios, y por tanto, en la designación del marxismo post-Marx meramente como una idea cronológica.

En una palabra, yo hice de los marxistas post-Marx como categoría, como categoría despectiva, un fenómeno que comienza con Engels, no sólo en el punto en que Marx murió, sino cuando Engels era colaborador de Marx en vida. Mi punto principal era mostrar cómo podíamos ser totalmente desviados de la dialéctica —en tanto re-creación muy original de Marx— debido a las muy buenas intenciones de Ryazanov cuando descubrió que el primer borrador del Manifiesto del Partido Comunista había sido escrito por Engels, cuando lo publicó e hizo entonces que todos los otros marxistas post-Marx publicaran el Manifiesto del Partido Comunista de Marx con la doble firma de Karl Marx y Frederic Engels. Y como si esto no fuera lo suficientemente malo, esto sirvió por tanto para dar la impresión de que la nota al pie [añadida por Engels] después de la muerte de Marx —donde Engels trae a colación su interpretación de La sociedad antigua de Lewis Henry Morgan— era una “corrección”, necesaria debido a los nuevos avances en la antropología. Examinemos ahora esto con gran detalle repitiendo esos hechos pero ligándolos estrictamente a la metodología:

1) 1847. Engels escribe un borrador. Tiene la forma de un libro de catecismo: hace preguntas, responde preguntas, todas las cuales son “correctas”, o al menos no equivocadas, pero no va absolutamente hacia ningún lado.

2) 1847. Marx ve el borrador y decide no usarlo como base. En su lugar, tenemos la labor de un genio revolucionario, el cual desafía a todo el mundo burgués y, con ese espectro [del comunismo (N. del T.)] acechando a Europa, le asegura a la burguesía que sus días están contados, mientras el proletariado está conquistando el poder. Se convierte en el manifiesto no sólo de la pequeña Liga Comunista que lo había comisionado; no sólo de las propias revoluciones de 1848 que vinieron a continuación, sino en el punto de partida de todas las revoluciones, llegadas a su clímax en noviembre de 1917 en Rusia.

3) 1882. En los innumerables textos publicados entre 1847 y 1882 (al haberse convertido en un ma nifiesto histórico-mundial), no hay ningún cambio, a pesar de que se han reconocido algunos errores. Todo lo contrario, los errores también son puestos de relieve como históricos y se insiste en que no sean corregidos. Lo que es modificado es la edición rusa de 1882, a la cual se le agrega una posdata[1] que esboza una perspectiva tan nueva que de hecho no se volverá una realidad sino hasta la muerte tanto de Marx como de Lenin.

4) 1883-1888. Engels publica una nueva edición en la cual, supuestamente porque Marx no había vivido para ver los grandes nuevos avances, Engels le pone un asterisco a esa mismísima primera oración del gran reto histórico expuesto en el [capítulo 1 del] Manifiesto del Partido Comunista: “Toda la historia de la sociedad humana, hasta la actualidad, es una historia de luchas de clases”. Engels afirmaba que esto se refería a toda la historia “escrita”, y que lo que se había vuelto accesible desde entonces por escrito eran los nuevos hallazgos de la nueva ciencia de la antropología, y que para el análisis de esos hallazgos de Morgan, uno debía leer El origen de la familia, la propiedad privada y el Estado de Engels, el cual supuestamente era un legado de Marx.

Ahora bien, en primer lugar, Engels suspende tanto el flujo poético como el flujo dialéctico de esa declaración histórico-mundial. En segundo lugar, reduce su significado histórico al hacerlo una cuestión de datos objetivos. En tercer lugar, no es cierto que los he chos de los que está hablando, los cuales fueron descubiertos por la nueva ciencia de la antropología, lo hayan sido después de la muerte de Marx. La verdad, en cambio, es que Marx no sólo los conocía e hizo sobre ellos un resumen y comentario de no menos de 98 páginas, sino que estaba tratando muy duramente de convencer a Engels de que por favor leyera el libro de Morgan. Y Engels reconoció esto cuando August Bebel y Karl Kautsky le seguían preguntando cómo es que era posible que no supiera que Marx había dejado muchos, muchos, muchos manuscritos sin publicar de los que Engels no sabía. Engels da entonces una respuesta doble: 1) que, de haberlo sabido, habría importunado a Marx para que los terminara; 2) Marx se sentía absolutamente seguro de que Engels sería escrupuloso y preciso en la forma de presentar la obra de Marx.

Sea lo que sea que Engels pensó que haya hecho, el punto es: ¿Por qué los marxistas post-Engels —que por entonces estaban parcialmente al tanto y conocían material desconocido para Engels— no sólo continuaron por el camino a ciegas de Engels, sino que (lo que es peor y lo que realmente desorientó a la generación siguiente) pusieron a Engels al nivel de Marx? ¿No se debe acaso a que su base real era engelsiana, y esto incluye a Rosa Luxemburgo? Fue esto —precisamente esto— lo que transformó la cuestión de los marxistas post-Marx de una cuestión cronológica en una categoría despectiva. Ellos se tomaron libertades con lo que Marx había escrito y, al mismo tiempo, no ahondaron en todo lo nuevo que habían aprendido de estos documentos sin publicar para crear una base verdaderamente marxiana tanto para comprender a Marx como para interpretar al estilo de Marx —de Marx, no de Engels— su propia época. Así:

Cuando el Nachlass[2] fue publicado por primera vez, fue la persona que lo publicó, editó e introdujo la que se hizo importante, y esto no se reduce de ninguna manera a Engels. Continuó así con Franz Mehring y los escritos tempranos, con Kautsky y las Teorías sobre la plusvalía y con Ryazanov y los Manuscritos de 1844. Una confrontación verdaderamente profunda con lo que era nuevo en Marx y, por tanto, en la comprensión de los marxistas post-Marx sobre lo que ellos creyeron que era el marxismo, tuvo lugar sólo después de la revolución. Es decir, la revolución de 1917 sacó a la luz los manuscritos, pero fue sólo después de otra serie más de crisis totales —como la de la década de 1930— y de nuevas revoluciones, cuando uno se vio obligado a hacer contribuciones originales para su propia época. En consecuencia, cuando nos enfrentamos a nuestra propia época y tenemos de hecho acceso a esa enorme parte del legado de Marx, no debemos por tanto limitarnos a lo que es nuevo, sino repensar a Marx desde el mismísimo principio como Marx y sólo Marx.

 

 

[1] Aparente referencia al nuevo prefacio firmado por Marx y Engels para la edición rusa de 1882 del Manifiesto del Partido Comunista (N. del E.)

 

[2] Nachlass, que significa “legado”, se refiere a todos los documentos de Marx, incluyendo obras que no fueron publicadas durante su vida. La palabra es usada en el título Aus dem literarischen Nachlass von Karl Marx, Friedrich Engels und Ferdinand Lassalle (Del legado literario de Karl Marx, Friedrich Engels y Ferdinand Lassalle), que son varios volúmenes de obras de Marx, Engels y Lassalle editados por Franz Mehring y publicados a comienzos de 1902. La colección incluía algunos importantes escritos tempranos de Marx. Dunayevsaya critica las opiniones vertidas por Mehring a la hora de presentar los textos, así como los comentarios de Luxemburgo sobre esto, en Rosa Luxemburgo, la liberación femenina y la filosofía marxista de la revolución (Trilogía de la revolución. México: Prometeo Liberado, pp. 913-915) (N. del E.)

 

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